En las últimas semanas, un proyecto radicado en el Congreso de la República ha generado polémica y confusión en la opinión pública: la llamada “Ley Cero Cacho, Cero Violencia”. Muchos mensajes que circularon en redes sociales afirmaban que la propuesta buscaba enviar a la cárcel a los infieles; sin embargo, tanto el Senado como la autora de la iniciativa aclararon que no se trata de un castigo, sino de un proyecto educativo y preventivo.
La propuesta, liderada por la senadora Karina Espinosa Oliver y respaldada por otros congresistas, lleva el nombre oficial de Proyecto de Ley 212 de 2025. Su objetivo principal es modificar la Ley 115 de 1994 y la Ley 1620 de 2013para incluir dentro de la educación colombiana espacios de formación en responsabilidad emocional, prevención de la violencia en las relaciones, educación financiera y emprendimiento.
Según Espinosa, la iniciativa responde a una necesidad urgente: los conflictos de pareja, en muchos casos relacionados con infidelidad, celos, intolerancia o abandono económico, son la principal causa de violencia intrafamiliar en el país. El informe Forensis 2023 de Medicina Legal indica que entre el 60 % y el 70 % de estos casos corresponden a violencia de pareja, cifras que superan incluso los accidentes de tránsito y los desastres naturales en número de tragedias familiares.
La Ley Cero Cacho, Cero Violencia busca entonces desmontar imaginarios sociales que normalizan la infidelidad y otros comportamientos dañinos, y reemplazarlos con herramientas educativas que promuevan relaciones sanas desde la infancia. El énfasis está en la prevención, no en el castigo.
El Senado, a través de un comunicado, fue enfático: “esta ley no busca cárcel para nadie ni sanciona la infidelidad”. Lo que plantea es que, si la infidelidad o cualquier otro comportamiento genera episodios de violencia física o psicológica, las víctimas puedan recibir atención inmediata y acompañamiento, como ya ocurre dentro de los procesos de violencia intrafamiliar.
En palabras de su promotora, “la Ley Cero Cacho, Cero Violencia no es una ley para perseguir, es una ley para transformar”. Su apuesta es que las nuevas generaciones crezcan con la capacidad de enfrentar los retos emocionales y sociales de la vida adulta, entendiendo el impacto de sus relaciones en la salud mental, física y en la convivencia pacífica.
Por ahora, el proyecto apenas comienza su trámite legislativo en el Congreso y deberá superar varios debates. Sin embargo, ya abrió una discusión clave en el país: ¿qué papel debe tener el Estado en la educación sentimental y en la promoción de vínculos responsables y respetuosos?