Aguantar la violencia género en casa, que puede provocar hasta la muerte, o enfrentarse al implacable Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por las siglas en inglés). El temor a la expulsión y la separación familiar deja a las mujeres víctimas que son indocumentadas ante una disyuntiva imposible: denunciar el abuso y arriesgarse a la deportación o continuar en una relación abusiva. Las políticas antiinmigración de la Administración de Donald Trump y su empeño en lograr la mayor deportación de la historia de Estados Unidos exacerba el riesgo que enfrentan al acudir a las autoridades. El ICE está ávido de cubrir el cupo de 3.000 deportaciones diarias que le impone el Gobierno y una denuncia de maltrato de una migrante indocumentada le sirve a la víctima en bandeja.