El Acoso Silencioso en el Metro de Medellín: Un Problema que Requiere Acción
Resumen: El Metro es símbolo de Medellín. Hagamos que siga siendo un espacio de respeto y convivencia, no de miedo.
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En las mañanas y tardes, cuando el Metro de Medellín se convierte en el principal medio de transporte para miles de personas, el ambiente de convivencia que caracteriza a la Cultura Metro se ve empañado por una situación que ha comenzado a preocupar a las usuarias: el acoso sexual en horas pico.
Varios reportes señalan que hombres se colocan con sus bolsos en la espalda, muy cerca de las mujeres, aprovechando el hacinamiento de los vagones para rozarlas de forma intencional. Estas situaciones, lejos de ser accidentes por la estrechez del espacio, tienen un patrón que las víctimas identifican como un comportamiento de “sobanderos”, que se quedan pegados al cuerpo de las pasajeras, incomodándolas y generando angustia.
“No es que el tren esté lleno y nos empujemos entre todos. Es que uno siente la intención. Ellos se quedan ahí, detrás de uno, y se nota que no es casualidad”, relata Andrea*, usuaria habitual que asegura haber vivido esta situación más de una vez.
Este tipo de acoso es particularmente difícil de denunciar, pues sucede en segundos, en medio de la multitud y sin testigos claros. Sin embargo, el impacto psicológico en las mujeres es enorme: miedo, incomodidad y hasta ansiedad al tener que usar el servicio de nuevo.
Las víctimas solicitan a la empresa Metro que refuerce las campañas de Cultura Metro, no solo con mensajes en pantallas y altavoces, sino con pedagogía activa: presencia de personal de seguridad en los vagones más congestionados, charlas en colegios y universidades sobre respeto en el transporte público y mecanismos ágiles de denuncia para que los casos no queden en la impunidad.
Organizaciones defensoras de derechos de las mujeres insisten en que el acoso en el transporte público es violencia sexual y que normalizarlo es peligroso. “El mensaje debe ser claro: el cuerpo de la mujer no es un espacio público. No se toca, no se roza, no se invade”, dicen colectivos feministas que han llevado campañas similares en otras ciudades.
La invitación es colectiva: usuarios, conductores, personal de seguridad y ciudadanos en general deben cuidar el entorno del Metro y no guardar silencio frente a estos hechos. La Cultura Metro se construye entre todos y el respeto por las mujeres debe ser un pilar irrenunciable.
Llamado a la acción:
- Si eres víctima, repórtalo en las líneas de atención del Metro o al personal en estaciones.
- Si eres testigo, interviene de forma segura o alerta a las autoridades.
- Si usas el servicio, respeta el espacio personal de los demás.
El Metro es símbolo de Medellín. Hagamos que siga siendo un espacio de respeto y convivencia, no de miedo.
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Redacción Minuto30
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