Las tiranteces en materia de seguridad entre México y Estados Unidos en la segunda era de Donald Trump parecen beber de las fallas de México, de acuerdo a la lógica del vecino del norte, que pocas veces se mira el ombligo. El fentanilo y la migración son un problema, no así el tráfico de armas. EE UU envía cada año a México alrededor de 200.000 armas, según cálculos de los analistas, cantidad que evidencia el desinterés en combatir la venta ilegal de armas, cuyo destino son los carteles del narcotráfico, clasificados como terroristas por el mismo Trump.