La empresaria y coleccionista de arte mexicana Dolores Olmedo contaba en abril de 1995 a la periodista Adriana Malvido, del diario La Jornada, que recibió un catálogo de la casa de subastas Sotheby’s en el que ponía a la venta una obra del pintor Diego Rivera, titulada Cuchillo y fruta frente a la ventana”, un óleo sobre lienzo creado en 1917 que mostraba un paisaje urbano de Montparnasse. “Yo lo compro, me muero si no lo tengo”, dijo entonces Olmedo, y pujó por la obra, que adquirió en más de dos millones de dólares. El cuadro, una de las últimas creaciones de la etapa cubista del pintor, entró a formar parte de la colección de Olmedo, que creó un museo para resguardar el mayor acervo del trabajo de Rivera y también de Frida Kahlo. El museo, sin embargo, lleva cinco años bajo llave y el testamento de Olmedo, que formó un fideicomiso para proteger su legado artístico, ha sido modificado por sus descendientes. “Han revertido su voluntad”, denuncian activistas culturales que exigen la reapertura del museo.