
“¡Ya hay luz, ya hay luz!”, gritan con euforia los vecinos de la colonia Ignacio de la Llave, en Poza Rica, en el Estado mexicano de Veracruz. Es martes, han pasado cuatro días desde que el río Cazones se desbordó con una fuerza devastadora, y apenas ahora algunos sectores comienzan a recuperar la electricidad. Los habitantes corren a enchufar los teléfonos y los pocos aparatos que sobrevivieron al agua que subió hasta cuatro metros y arrasó con todo. Las paredes siguen húmedas, el lodo llega hasta las rodillas y abunda el olor a descomposición de los animales bajo la tierra y el sol. En esta colonia, una de las más afectadas, el desastre sigue presente como si hubiera ocurrido la noche anterior. La ayuda y las autoridades llegaron tarde, aseguran los habitantes.



