
En el distrito rural de Sembabule, en Uganda, la lluvia cae en dos tandas. La primera estación húmeda llega en primavera y la segunda, en otoño. Sus poco más de 250.000 habitantes, mayoritariamente agricultores y ganaderos, necesitan que el agua riegue sus cosechas para poder alimentarse, sobre todo con alubias, maíz y plátanos, y vender el excedente para sacar algo de dinero. Sin embargo, el cambio climático está reduciendo y redistribuyendo la temporada de lluvias, como alerta Ricardo Abadía, profesor de ingeniería agroforestal de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH).
