A sus 12 años, Miguel Ángel García Quintero, conocido en el mundo de la trova como Orión, ya es un nombre que empieza a resonar en los escenarios más importantes de la improvisación en Colombia. Su reciente coronación como campeón del Festival Nacional Ciudad de Medellín en la categoría juvenil confirma lo que él mismo se propuso al elegir su apodo: brillar en cada escenario como la constelación que lo inspira.
La historia de Orión comenzó mucho antes de este triunfo. En 2021, con apenas 9 años, ingresó a la Escuela de Trovadores de El Carmen de Viboral. La chispa inicial nació de manera sencilla, casi casual: un amigo de la familia practicaba trova como hobby, y esa afición despertó en Miguel Ángel la curiosidad por improvisar versos.
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Sus primeros intentos no fueron perfectos —“salía mal, pero lo intentaba y me empezó a gustar”, recuerda—, pero sembraron en él una pasión que pronto se convertiría en un compromiso constante.
Un camino marcado por el apoyo familiar
En este recorrido, el respaldo de su familia ha sido inquebrantable. Lo acompañan a cada festival, celebran cada participación y, gane o no, lo consideran un triunfador. “Para ellos, este arte y esta cultura son una ganancia en sí mismos, porque es un talento que abre muchas puertas”, dice con orgullo.
Esa red de apoyo ha sido clave para que Orión acumule logros desde temprana edad. Antes del título en Medellín, ya había sido proclamado rey juvenil en las Fiestas de la Loza y en el festival Procuba, ambos en El Carmen de Viboral, competencias organizadas por su escuela de trovadores.
El maestro que lo inspiró
Si bien admira a varios exponentes de la trova, su referente más importante es su profesor, conocido artísticamente como Neruda. “Es el trovador que me ha impulsado y con quien me he convertido en lo que hoy soy. Me ha pulido y perfeccionado en este mundo de la trova”, afirma.
La relación maestro–discípulo ha sido fundamental para que Orión no solo desarrolle técnica y agilidad mental, sino también la confianza necesaria para enfrentarse a escenarios exigentes.
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El reto del festival más grande del país
La victoria en el Festival Nacional Ciudad de Medellín no fue casualidad. Orión llegó preparado después de un año intenso de entrenamientos. Sin embargo, los nervios no faltaron. “En un festival siempre hay nervios, pero se saben controlar. Ese día sentía que era el mío, que iba con toda”, relata.
Durante el evento, la tensión creció: la incertidumbre de pasar o no a la siguiente ronda convivía con la satisfacción de haber representado dignamente a su escuela. Cuando finalmente escuchó su nombre como ganador, la emoción fue indescriptible: “Es un orgullo y una sensación muy bonita. Todo niño sueña con ganar este festival, porque es el más grande de Colombia. Para mí, es un sueño hecho realidad gracias al esfuerzo y la dedicación”.
Más allá de la trova: nuevos caminos
Aunque su presente está enfocado en la improvisación, Orión también ha empezado a explorar otras áreas artísticas. Recientemente participó en un proyecto audiovisual que saldrá pronto, abriendo una posible ruta en la actuación. “Es algo innovador para mi carrera, pero en este momento mi prioridad sigue siendo la trova”, explica.
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Sus metas a mediano y largo plazo incluyen seguir cosechando títulos en la categoría juvenil y, más adelante, competir en el Festival Nacional Ciudad de Medellín en la división de adultos, lo que considera “un honor y un reto mayor”.
Un mensaje para las nuevas generaciones
Orión no solo piensa en sus logros personales, también busca inspirar a otros jóvenes:
“La trova desarrolla agilidad, concentración, repentismo e intelecto. Es un arte que a la gente le gusta mucho y que forma parte de una tradición de muchos años. El que quiera aprender, que se vincule. Si no sabe trobar, se le puede pulir el talento.”
En un mundo donde las artes tradicionales enfrentan el reto de adaptarse a nuevas generaciones, la historia de Orión demuestra que la trova no solo está viva, sino que se renueva con voces jóvenes que, como él, están dispuestas a conquistar escenarios y públicos con versos que nacen en el momento y desde el corazón.