“Se podría afirmar que la mayoría de los orientales bien sea por la línea materna o paterna, tenemos ascendencia esclava”.
Por Jeison López.
El 25 de enero de 1787 se llevó a cabo el censo de la ciudad Santiago de Arma de Rionegro. La cifra total de sus habitantes fue de 3 789, una cantidad mínima si se compara con los 150 000 habitantes que tiene en la actualidad. De acuerdo con la información registrada en el Archivo Histórico de Rionegro en el Museo Histórico Casa de la Convención, entre españoles y blancos habían 291, españolas y blancas 313, cuarterones y mestizos 348, cuarteronas y mestizas 335, negros y mulatos 756, negras y mulatas 773, esclavos 509 y esclavas 464. Estos números salieron del conteo de las casas y familias de ese entonces. Según las estadísticas, el 84 % de la población era negra o de tez morena. En el conteo que se hizo, tuvieron en cuenta los siete partidos que integraron Rionegro, hoy todos ellos municipios. Se podría afirmar que la mayoría de los orientales bien sea por la línea materna o paterna, tenemos ascendencia esclava.
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El censo de ese año permite comprender que los límites de Rionegro se extendían hasta la quebrada Chinchiná, hoy departamento de Caldas, hasta el río Cauca. Aunque no siempre fue así. Rionegro en el siglo XVIII, por lo menos hasta la década de 1750, perteneció a la ciudad de Antioquia, en el presente Santa Fe de Antioquia. Mejor dicho, entre el valle de San Nicolás y el valle de San José de la Marinilla, en su momento, se encontraban tres provincias diferentes: la provincia de Antioquia, la provincia de Mariquita y la provincia de Popayán. En un ejemplo práctico, San Antonio de Pereira y Llanogrande eran de Popayán, Marinilla era parte de Mariquita (en la actualidad municipio del departamento del Tolima), el centro de Rionegro y sus alrededores de Antioquia.
Por otra parte, el censo de 1787 recuerda la vocación agrícola y la despensa de alimentos que tuvo Rionegro. En su territorio se cultivaron maíz, plátanos, arracachas, habas, achiras, mafafas, repollos, papas, cebollas, ajos, higos y una gran variedad de yerbas medicinales. Además, el censo describió las minas, los salados que existieron, las condiciones climáticas, que calificaron como frías y húmedas, la frescura de sus aguas y la intensidad del sol.
Respecto a su ordenamiento civil y eclesiástico, Rionegro tuvo su cura párroco, el cabildo con su regimiento (que con el paso de los siglos XVIII, XIX y XX se transformó en el Concejo municipal), dos jueces ordinarios, dos de la hermandad, un padre de menores, un procurador general y cada uno de los siete partidos tenía su juez pedáneo.