Estados Unidos y Colombia han normalizado sus relaciones tras una breve crisis diplomática. Washington ha enviado este miércoles de regreso a su encargado de negocios, John McNamara, después de una semana de haberlo llamado a consultas. Es un gesto de reciprocidad con Bogotá, cuyo embajador regresó el martes. El mensaje con el que aterrizó McNamara, sin embargo, está lejos de transmitir tranquilidad. “Llegué a Medellín con preocupaciones persistentes de mi Gobierno sobre la retórica y acciones de los más altos niveles del Gobierno colombiano”, ha declarado. El diplomático, a cargo de la embajada de manera interina, ha señalado que hay “una tendencia negativa” en las relaciones. “Espero (...) evitar una escalada que perjudique los intereses de ambos países, especialmente los de Colombia”, ha advertido. Es volver a una ‘calma chicha’, como dicen en Colombia: una aparente tranquilidad que convive con una constante tensión que puede volver a explotar en cualquier momento.