No tenía mucho más que perder. Así que decidió emprender un viaje a Lima caminando. Eran más de 1.000 kilómetros los que tenía que andar desde Pataz, una provincia al norte del Perú, hasta la capital. Su alcalde, Aldo Carlos Mariños, la denominó “una marcha de sacrificio”. Buscaba reunirse con la entonces presidenta Dina Boluarte para exigirle un hospital provincial, el asfalto de las carreteras y seguridad. No pensó, pese a la experiencia peruana, que en los 49 días que caminaría hasta Lima tanto cambiaría. Emprendió el viaje con un presidente y cuando llegó había otro. Boluarte fue destituida y en su reemplazo entró, de manera interina, José Jerí. La mañana del domingo 12 de octubre, el alcalde llegó a pie, junto con una caravana, a la capital. Por la tarde de ese mismo día, el nuevo presidente lo invitó a Palacio de Gobierno.