“Fryderyk Chopin representa el sonido de nuestra libertad, la voz espiritual de la nación polaca.” Con estas palabras se recibe a los visitantes en Żelazowa Wola, a unos 50 kilómetros de Varsovia, la casa solariega donde nació el célebre compositor en 1810. Allí se erigió en 1894 el primer monumento en su honor, aún bajo dominio ruso, y tras la independencia de Polonia en 1918, el lugar terminó convertido en un museo rodeado por un hermoso parque.