Vacaciones y decisiones: una combinación que puede ser tan placentera como agotadora. Elegir destino, reservar alojamiento, planificar desplazamientos, decidir dónde comer o reaccionar ante imprevistos... Todo viaje está plagado de elecciones que implican distintos niveles de incertidumbre. Y ahí es donde la economía conductual puede convertirse en una gran aliada.