Deja que tu hijo vuele con sus propias alas
Resumen: Existen miles de ejemplos que nos muestran cómo los padres nos equivocamos constantemente, pero quiero contarte la historia del hijo de un amigo con el ánimo de que hoy reflexiones, para que dejes de sufrir por condicionamientos y expectativas que puedes tener con respecto a tu hijo
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Cuando los hijos son pequeños, los padres sienten que ellos son indefensos y les pertenecen, y en la gran mayoría de los casos los niños no tienen otra opción que obedecer a sus padres; pero cuando ellos crecen, los padres siguen pensando que los hijos todavía son de su exclusiva propiedad, y en muchos casos sufren, ya que se aferran y no son capaces de soltar y dejar el control y la exigencia de lado, y permitir que sus hijos vivan sus propias vidas, tomen sus propias elecciones y luchen por sus sueños, convirtiéndose así en un obstáculo para el desarrollo y la evolución de sus hijos.
Lo que muchos padres no logran entender, es que cuando los niños son pequeños, la presencia, el amor, la protección y el cariño de ellos es vital, pero cuando ellos crecen, ya los padres pasan a un segundo plano, y los hijos deben aprender a volar con sus propias alas, ya que si vuelan con alas prestadas, tarde o temprano se estrellan contra el piso. Desafortunadamente, muchas veces los padres tienen tanto temor de perder a sus hijos, que además de transmitirles ese miedo que los bloquea mental y emocionalmente, terminan diciéndoles y haciéndoles cosas que jamás se imaginaron, volviéndolos así inseguros y dependientes. Por eso insisto tanto, en que la educación de un padre debe ser en el amor, no en el miedo, y su misión sagrada es ayudarlos a que encuentren sus grandes talentos y virtudes y el amor en cada cosa simple que hacen, y que entiendan que no pueden depositar su felicidad en el exterior, porque entonces ya ella no dependerá de ellos.
Existen miles de ejemplos que nos muestran cómo los padres nos equivocamos constantemente, pero quiero contarte la historia del hijo de un amigo con el ánimo de que hoy reflexiones, para que dejes de sufrir por condicionamientos y expectativas que puedes tener con respecto a tu hijo, y quizás no te has dado cuenta, y para que dejes de hacer sentir culpable a tu hijo por decisiones que él está tomando, con las que seguramente no estás de acuerdo.
Mi amigo quería la mejor educación para su hijo y que él siguiera sus pasos, por lo que a pesar de que el niño no quería estudiar la carrera de su padre, terminó convenciéndolo y a regañadientes él terminó estudiando derecho, al igual que su padre. Un día, poco tiempo antes de graduarse, el padre encontró una carta, donde el hijo le explicaba que hasta ese momento él le había hecho caso, pero que había tomado la decisión de dejar la carrera, ya que el estilo de vida del papá no le gustaba y que había decidido unirse de voluntario a una brigada médica, alrededor del mundo. El hijo, a pesar de que se fue con un sentimiento de culpa a su viaje, por ir en contra de sus padres, entendió que debía escuchar a su corazón, porque de lo contrario perdería su alegría y su amor por la vida. El logró entender que su vida era suya y que la tenía que vivir siguiendo su propia luz, no a la sombra de sus padres.
Lo más irónico de todo, es que mientras él disfrutaba a plenitud su viaje y gozaba con todo el aprendizaje que estaba obteniendo de esta magnífica experiencia, sus padres por tener una expectativa diferente respecto a lo que su hijo debió hacer con su vida, quedaron totalmente enojados con él, y sufrieron tanto que el padre entró en una profunda depresión, debido a la gran frustración que sintió.
Hay muchas formas diferentes de asumir una paternidad, y tenemos el libre albedrío de escoger la que sea mejor. Deja entonces el miedo de lado y dale a tu hijo herramientas para empoderarlo, para que pueda escoger lo que su corazón realmente le diga y lo haga sentir cómodo y feliz, y apoyarlo en su decisión para que pueda liberarse de los miedos que tenga, y no que haga lo que tu como padre terca y temerosamente quisiéras. Por eso hoy, dale un nuevo aire, un espacio y oxigena la relación. No ahogues a tu hijo, si no quieres perder su confianza para siempre. Recuerda que la paternidad ya terminó, no te apegues más… él ya no es un niño.
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