Un grupo de falsificadores vio en el apagón del pasado 28 de abril, cuando la ciudadanía recordó la conveniencia de tener una linterna o una radio a pilas por si falla el suministro eléctrico, una oportunidad para hacer caja con la alta demanda de baterías. Estos productos se acabaron en muchos comercios y las principales empresas fabricantes debían haber recibido grandes pedidos para reponerlas, pero las cuentas no salían. El conocimiento de cómo funcionan estos grupos criminales, que buscan sacar el máximo beneficio, unido a que las empresas de pilas no habían tenido ningún incremento en las ventas, dio comienzo a una investigación en la que la Policía Nacional ha intervenido 3,5 millones de pilas falsificadas, preparadas en palés para su distribución y la maquinaria que se utilizó para ponerles las etiquetas y los envases de las marcas más conocidas.