Ricas en mallas: cómo la moda deportiva gana millones haciéndonos soñar con la vida ociosa de los millonarios

hace 10 horas 4

La canadiense Emily Oberg abrió un perfil de Instagram sin demasiada pretensión en 2015. Lo llamó Sporty and Rich y empezó a publicar imágenes de inspiración, una especie de mural repleto de looks de streetwear, conjuntos con sudaderas de la Ivy League y chicas de melenas perfectas bebiendo chai latte vestidas con mallas y zapatillas. La respuesta recibida con sus publicaciones fue tal que se planteó escalar el proyecto. Lanzó una pequeña revista y después una cápsula de prendas bajo pedido, todas con esa estética deportiva de aire pijo. Arrasó. Se mudó a Los Ángeles y apostó todo por su firma Sporty&Rich. En plena pandemia, con medio mundo encerrado en casa, llegaron a facturar 600.000 dólares en un día, según ella misma relató en su newsletter, Emily Loves. El tirón de la marca no terminó con el final del confinamiento. Es más, se redimensionó para convertirse en una firma de culto entre quienes veneran un estilo de vida inaccesible que glorifica la vida deportiva en su manera más aesthetic (es decir, a través de ropa bonita y zapatillas en tendencia) y lujosa.

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