Un reciente estudio adelantado por la Clínica Somer evidenció que uno de cada dos adolescentes de bachillerato en Rionegro ha probado cigarrillos electrónicos, y que el 13,7 % reportó haberlos consumido en los últimos 30 días. Esta cifra supera significativamente el promedio nacional, que según el DANE se ubica en el 6,7 %.
La investigación, que duró siete meses, fue liderada por la Unidad de Investigación de la Clínica Somer en colaboración con expertos de la Universidad de los Andes y la Universidad de Antioquia. El objetivo fue identificar la frecuencia, características y factores asociados al uso de cigarrillos electrónicos en adolescentes de instituciones educativas públicas y privadas del municipio.
Jhojan Sebastián Herrera, terapeuta respiratorio y epidemiólogo de la Clínica, advirtió que el alto índice debe ser tomado como una señal de alerta por parte de las autoridades locales, dado el impacto que el uso de estos dispositivos puede tener en la salud pública juvenil.
Los resultados también mostraron una estrecha relación entre el uso de cigarrillos electrónicos y el consumo de alcohol, cigarrillos convencionales y otras sustancias psicoactivas. Además, se evidenció que la edad promedio de inicio en el consumo es de 13,8 años.
Martha Cuéllar, neumóloga pediatra de la Clínica y parte del equipo investigador, explicó que la apariencia atractiva y la falsa percepción de inocuidad de estos dispositivos contribuyen a que sean consumidos por adolescentes cada vez más jóvenes. “Está comprobado que pueden generar daño pulmonar, cardiovascular, neurológico y gastrointestinal, por sustancias como la nicotina, el acetato de vitamina E y el tetrahidrocannabinol”, advirtió.
Este estudio forma parte de los cerca de 30 proyectos de investigación activos que adelanta actualmente la Clínica Somer. Además, contó con el aval del Comité de Ética en Investigación en Seres Humanos de la institución, reconocido por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
La Clínica Somer hace un llamado urgente a los entes gubernamentales y a la comunidad para diseñar estrategias de prevención, regulación y educación sobre el uso de estos dispositivos en población adolescente.