La democracia venezolana tenía 40 años cuando Hugo Chávez, teniente coronel que había fracasado en un intento de golpe de Estado, accedió al poder por la vía electoral. Era 1998, y su revolución, que se basaba en la idea de refundar la república, hechizaba a las mayorías, al menos mientras fue una promesa. Un cuarto de siglo después, Venezuela es una de las tres dictaduras del continente y un ejemplo alarmante de cómo una democracia puede ser desmontada desde adentro, utilizando diversos recursos. Uno de ellos: el voto.