Hace un año, cuando arrancó el juicio en Francia a sus 51 violadores, Gisèle Pelicot declaró: “Me siento como un boxeador que se cae y se levanta una y otra vez”. Los 51 fueron condenados a penas de entre tres y 20 años de cárcel por haberla violado o agredido sexualmente mientras estaba inconsciente, drogada por su marido. Hoy Gisèle puede dar por ganado su combate, pues Husametin Dogan, el único que recurrió la pena, ha sido sentenciado en apelación a 10 años de cárcel.