Un hecho que ha causado tristeza e indignación entre la comunidad se registró el pasado domingo 24 de agosto en el barrio La Aldea del municipio de La Ceja, cuando un perro Pomerania, color café, murió tras ser atacado por otro canino.
Según relató su propietario, el suceso ocurrió hacia las 11:46 de la mañana en una zona verde residencial. Había sacado a su mascota a caminar y, como era juguetón y no representaba peligro, le soltó la correa. En ese momento, el perro se acercó a una mujer que jugaba con sus dos animales, uno de ellos el agresor.
El hombre intentó preguntar si había algún riesgo, pero antes de recibir respuesta, el perro de la mujer se abalanzó y mordió en la cabeza a su mascota, provocándole la muerte en cuestión de segundos. “Intentamos separarlos, forcejeamos, pero cuando lo soltó ya estaba sin vida”, narró con dolor.
Posteriormente, una vecina lo acompañó a una veterinaria cercana, donde confirmaron que el animal no tenía signos vitales.
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La dueña del perro agresor no apareció
Testigos indicaron que la mujer vestía ropa deportiva, una blusa blanca y gorra negra. Según versiones de los vecinos, sería residente de Villa Lorca y no suele frecuentar la zona donde ocurrió el ataque.
Lo que más genera indignación en la comunidad es que, tras el hecho, la mujer no volvió a dar explicaciones ni se presentó para asumir responsabilidades.
Un llamado a la responsabilidad
El propietario de la mascota fallecida manifestó que interpondrá una denuncia formal ante las autoridades, al considerar que es una irresponsabilidad sacar perros potencialmente agresivos sin bozal ni control.
“Nadie me va a devolver a mi perro, pero por lo menos que se haga justicia”, expresó entre lágrimas.
Actualmente, la Policía y vecinos adelantan esfuerzos para identificar plenamente a la mujer, incluso revisando videos de cámaras de seguridad, con el fin de esclarecer lo sucedido y evitar que hechos similares se repitan.
Este caso pone sobre la mesa la necesidad de cumplir con las normas de tenencia responsable de mascotas, que establecen el uso obligatorio de bozal y medidas de seguridad en perros de comportamiento agresivo, para proteger tanto a otras mascotas como a la comunidad en general.
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