En el último episodio de la segunda temporada de The Last of Us —sí, a partir de aquí habrá spoilers—, cuando Ellie y Jesse entran en una librería, en una de sus paredes podemos leer: “Todo tiene moraleja si la encuentras”. Esa aseveración tiene implicaciones controvertidas, sobre todo cuando cada vez se dota más a los hechos traumáticos, para asumirlos, de carácter vivificador: gracias a que me ocurrió esta desgracia, hoy he aprendido, hoy soy, hoy he crecido. Yo no creo en el dolor como motor, ni la agonía como bendición, ni en el tormento como aprendizaje. Que uno pueda aprender de él no lo legitima. Soy más de la escuela de Woody Allen en Annie Hall: la vida está llena de soledad, miseria, sufrimiento… y se acaba demasiado rápido. La comida es terrible y las raciones son pequeñas.