Recorrer Antioquia y su gastronomía: el mejor aguinaldo para los hijos

hace 6 horas 7

Por Álvaro Molina

@molinacocinero

La magia de la Navidad es el tiempo en familia. El mejor regalo para los hijos son esos momentos que se convierten en recuerdos imborrables. Aprovéchelos cuando están chiquitos, después prefieren estar, naturalmente, con sus amigos.

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Esta nota tiene más de geografía que de cocina y de amor a la tierra que de hambre. Aquí encuentra la oportunidad de viajar por una de las regiones más hermosas del planeta, comiendo como un cardenal.

No olvidaré esos paseos por obleas a Caldas, pandequesos al puente, tortas de pescado a la Pintada, quesitos a San pedro, morcilla a Envigado, gelatina de pata a Girardota, hojaldras a Porce, sancochos a los chorros de Puerto Valdivia, arepas de alto de minas, fresas con crema a Barbosa, chorizos a Boquerón, pulpas de tamarindo a Santafé de Antioquia, quesillos a Doradal y dulces a Bolombolo entre otros. Quién pudiera tener la dicha de conocer tantas delicias. Herédeles a sus hijos la capacidad de asombro para que puedan sentir la misma emoción.

En vez de pasar la navidad en los pasillos de un centro comercial lléveselos a pasear por esta tierra privilegiada. Un ratico sin celular, que dicha. Admirar la naturaleza es uno de los mayores placeres del ser humano y el más barato. Para la gente del campo la oportunidad de vender sus cosechas y recibirlo en sus negocios. Es impresionante la infraestructura hotelera, turística y gastronómica que tenemos hoy.

Arrancamos por suroeste, más allá de Jardín y Jericó que son los famosos, puede ir a La Pintada, Hispania, Salgar, Tarso, Puente Iglesias, Andes, Betulia, Ciudad Bolívar, Anzá, Caramanta, Palermo, Támesis y Valparaíso. Desde ahí llega a Titiribí y Armenia Mantequilla. En todos encuentra buena comida y mercados los fines de semana para surtirse de alimentos frescos. Mi comedero favorito en suroeste es la tienda Caldea entre Tarso y Jericó, fuera de concurso.

Más al norte, vamos a Santafé de Antioquia, nuestra ciudad colonial, en menos de 1 hora. En la vía, Sopetrán y San Jerónimo son deliciosos y alrededor encuentra varios sitios ricos: Sucre, San Nicolás, Olaya, Liborina. Camino al mar el paisaje hasta Cañasgordas es montañoso con bellos miradores; la comida del Rancho de Occidente es deli. Saque tiempo y siga hasta el mar de Urabá a comer pato ahumado guisado en leche de coco, de locos. Puede subir hasta Necoclí y Arboletes, con playas deliciosas.

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Por Matasanos la aventura empieza en Don Matías; desayune en Los Comerciales y pasa al pueblo a surtirse de bluyines de exportación. En pocos minutos llega a los llanos de Cuivá con paisajes hermosos. Se puede desviar hasta Labores y San Andrés de Cuerquia entre bosques de robles. Cerca puede ir a conocer el embalse de Hidroituango y dormir en el Valle de Toledo, espectacular. En el embalse lo llevan a navegar por esta majestuosa obra de ingeniería donde puede pescarse unas cachamas inmensas. De regreso a la vía principal para en Mina Vieja por las mejores arepas del país. De ventanas baja a Puerto Valdivia y a Caucasia comprando mangos y nísperos. Devuélvase por la nueva 4G “Autopista al Río Magdalena”, y conoce Vegachí, Remedios, Zaragoza, Yalí, Yolombó, Maceo y Puerto Berrío. Termina por Cisneros con parada obligatoria en Entrerrieles.

Un programa del otro mundo es irse a Amalfi donde el tigre de la leyenda; pregunta cómo llegar al río Riachón que cruza un valle con una belleza indescriptible. En la vía a Amalfi están las partidas para Yolombó, el de la Marquesa y de Anorí, los embalses Porce 2 y 3 y Caracolí. Otro recorrido cercano empieza en el legendario Puente Gavino. Si voltea a la izquierda llega al Caney donde está el Rió Grande para tirar charco o pescar sabaletas. Si del puente gira a la derecha después de una escalada con bellos paisajes llega a Gómez Plata y poco después a Carolina del Príncipe, una joya por su parque de postal y sus paisajes lecheros. Cerca puede ir a Guadalupe y Angostura a donde llegan miles de turistas a ver al Padre Marianito. Hay dos embalses lindos con muy buena pesca: Miraflores y Troneras. Puede viajar en el teleférico del salto de Guadalupe, el más inclinado de Colombia, con una caída libre de casi 600 metros con vista del salto y el cañón del río Guadalupe. Se puede cruzar a Santa Rosa y se devuelve por Entrerríos y San Pedro de los milagros, al lado de Riogrande II. En San Pedro en la Basílica del Señor de los Milagros, encuentra una de las réplicas más fieles de la Pietà de Miguel Ángel en el mundo. Infaltable la parada en la quesera La Margarita a comprar mantequilla y quesito, omg.

La aventura al oriente es la más popular por Guatapulco con su malecón sobre el peñol, un balneario al que se llega por Rionegro, Guarne y Marinilla. El regreso en hora pico puede ser más demorado que ir hasta Bogotá. Después de Guatapé llega a San Rafael y San Carlos donde están los mejores “charcos” de Antioquia y 3 embalses espectaculares: Playas, Jaguas y Punchiná, rodeados de bosque húmedo tropical con una fauna y flora impresionantes. Para navegar busca a Diego en Playas que le organiza todo con los mejores fiambres del mundo. El parque de San Carlos es inmenso y se come muy bien. Puede devolverse por San Roque o Granada o si se llega hasta el Peñol puede cruzarse hasta Alejandría, Concepción y San Vicente.

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Por la Medellín Bogotá va a San Luis, San Francisco, Cocorná, Rio Claro, Doradal y Puerto Triunfo. Por ahí mismo puede empatar con Puerto Nare y si tiene tiempo se vuelve a San Rafael por Narices, un programa con muchos kilómetros de carretera que se recompensan con bellos paisajes sobre el Magdalena, el Samaná y el Nare.

El oriente cercano empieza por el alto de las Palmas con su gastronomía notable, sigue por los lados de la represa de la Fe y llega hasta el Retiro, que se convirtió en uno de los pueblos más bonitos y acogedores de la región, con una cocina de padre y señor mío. De allí se puede cruzar a La Ceja o si es más aventurero coge por puente Peláez hasta Montebello. De la Ceja llega fácil al salto del Buey y La Unión y por ahí hasta Abejorral, Sonsón y Nariño. La parada en Lácteos Buena Vista justifica el viaje. Vía Rionegro se puede desviar hasta el Carmen de Viboral a donde puede visitar sus locerías famosas y varios restaurantes que bien valen la pena. De regreso, si no está a dieta, en San Antonio de Pereira encuentra postres del otro mundo. De Rionegro se puede devolver por Llanogrande, el paseadero más pinchado del país repleto de restaurantes de primerísima categoría.

Hacia el sur del valle de Aburra vale la pena ir a Caldas a comer obleas al lado del viejo parque donde también están el Kaiser y La Mulera dos negocios de leyenda y cruzarse hasta Angelópolis. Puede coger hacia Alto de Minas por arepas de cayana, seguir por Versalles, Santa Bárbara con los mejores mangos del país, hasta La Pintada y varios pueblos de nuestros vecinos de Caldas que valen la pena como Supía, Riosucio y Aguadas el de los sombreros. Si se va hacia Fredonia el paseo más rico es seguir hasta Puente Iglesias con parada donde María Teresa en el Calvario por chorizos y maduro en leña.

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Haciendo esta nota, me sorprendí porque tuve que recurrir muy poco a Google Maps. Gran parte de los recorridos los hice chiquito con mis papás camino a las pesquerías o puebliando, parando en comederos del otro mundo. Con el celular hoy llega súper fácil a cualquier parte, además descubre hoteles, hostales, campings, glampings, estaderos y restaurantes deliciosos. Para los amantes de la adrenalina: rappel, escalada en roca, canopy, rafting y parapente. Además, senderismo, termales, cascadas, cavernas, caminatas, avistamiento de aves, cabalgatas y montones de pescaderos.

Como en el Alquimista podemos estar sobre un tesoro que no vemos. Antioquia además de tener todos los climas y paisajes es reconocida por su hospitalidad. Hágales un gran favor a los hijos y arranque a conocer tantas maravillas que nos rodean.

Me muero de ganas de ir a La Casa en el Aire en Abejorral que solo he visto en fotos, pero me mata de curiosidad y de susto y confieso con dolor en el alma que no conozco a Urrao a donde espero ir con mi varita a pescar truchas, ver orquídeas y colibríes.

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