
El masajeo puede seducir durante un rato a los mirones, además de otorgar placer a aquellos que lo están practicando, pero si esa actividad se prolonga demasiado también puede llegar a agotar a los voyeurs. Esa actividad no tiene por qué ser estrictamente física. Yo he visto practicarla verbalmente y de otras formas en las relaciones de poder, en las empresas, en el halago permanente hacia los jefes por parte de trepas y oportunistas, especializados en el piropo o el servilismo a los de arriba para que estos les otorguen un hueco en el sol. Es una dedicación ancestral e imagino que practicado hasta el bochorno en el cenagoso universo de la política.