¡Qué tal esto! El Clan del Golfo cobra «vacunas» y se las da de generoso regalando marranos y juguetes en Antioquia

hace 2 horas 3

Mucho regalo y mucho marrano, pero pagados con el bolsillo de los mismos comerciantes y campesinos que viven bajo el miedo

Bajo la fachada de una supuesta labor social, el grupo armado organizado Clan del Golfo ha intensificado sus tácticas de control social en el departamento de Antioquia durante estas festividades. Mediante la coacción económica a comerciantes y finqueros, la estructura criminal ha financiado la entrega de juguetes y alimentos para intentar limpiar su imagen ante la población civil.

A diferencia de un gesto genuino de generosidad, la «Navidad» del grupo ilegal ha sido costeada directamente por el bolsillo de los habitantes de regiones como el Norte y el Nordeste antioqueño. En municipios como Ituango, los comerciantes fueron obligados a pagar cuotas que oscilaban entre los 200 mil y los 7 millones de pesos, dependiendo de su capacidad económica. El miedo a represalias violentas obligó a los ciudadanos a ceder ante las exigencias, bajo la premisa de que «es mejor pagar para evitar problemas».

La estrategia no se limita a la entrega de bienes, sino que busca generar material publicitario para el grupo: los cabecillas han exigido a las comunidades tomar fotografías de los niños recibiendo los obsequios y de las familias consumiendo los cerdos entregados. Además, se ha denunciado que los habitantes fueron presionados para redactar misivas a mano agradeciendo al grupo por su supuesta solidaridad, buscando así comprar la voluntad de los menores de edad.

Según la información recopilada por Caracol Radio, la presión también se trasladó a las zonas rurales de Remedios, donde se impuso un cobro de 600 mil pesos por finca para costear estas actividades. El medio de comunicación detalló que, en veredas donde persiste el conflicto con el ELN, el grupo armado forzó reuniones masivas para entregar los artículos. A pesar de que los ciudadanos expresaron de forma discreta su rechazo a estas prácticas, la presencia de fusiles impuso la asistencia obligatoria en estos eventos de proselitismo armado.

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