De acuerdo con un informe del Banco de la República, Medellín encabeza en 2024 el listado de las ciudades con los arriendos más altos de Colombia. En 2008, ese lugar lo ocupaban Cartagena y Bogotá, pero 16 años después la capital antioqueña lidera el ranking, seguida por Barranquilla y Santa Marta.
El análisis se basó en la Gran Encuesta Integrada de Hogares del DANE, específicamente en el componente de características de vivienda, y abarcó 18 áreas metropolitanas seleccionadas dentro de un grupo de 23.
Aunque Bogotá mantuvo la primera posición durante buena parte del periodo analizado, la jerarquía entre las ciudades cambió gradualmente. El informe destaca que la recomposición en el Caribe, con Barranquilla y Santa Marta en los primeros lugares, refleja nuevas dinámicas económicas y demográficas en esa región.
Por otro lado, ciudades intermedias y pequeñas como Cúcuta, Popayán, Tunja y Armenia pasaron de ubicarse en la mitad del ranking en 2008 a estar entre las de menores precios en 2024. En el caso de Cúcuta, la disminución estaría relacionada con los cambios fronterizos y los efectos de la migración venezolana sobre la oferta de vivienda.
El Banco de la República señala que los precios de los arriendos no dependen únicamente del tamaño de las ciudades. Factores como el crecimiento económico, el turismo y las presiones demográficas también influyen. En Medellín, por ejemplo, el aumento se asocia con la llegada de nuevos habitantes, los procesos de transformación urbana y el dinamismo empresarial.
En Bogotá, el informe indica que la migración, el aumento del empleo y los ingresos, junto con las limitaciones en suelo y costos, generaron una presión sostenida sobre el valor de los arriendos durante el periodo.
Más hogares viven en arriendo que en vivienda propia
El estudio también evidenció un cambio en las formas de habitar. Entre 2008 y 2024, la proporción de hogares que viven en arriendo aumentó del 32% al 40,5%, mientras que los hogares propietarios pasaron del 48,1% al 35,2%. Desde 2020, los arrendatarios superan a los propietarios, consolidando el alquiler como la modalidad predominante en el país.
En las cabeceras municipales, el 49,8% de los hogares vive en arriendo, una cifra superior al promedio nacional. El informe atribuye este aumento al encarecimiento de las propiedades, la reducción de programas de vivienda de interés social y la alta informalidad del mercado de arrendamiento.
Cifras de Camacol muestran además una desaceleración en la construcción: los lanzamientos de vivienda de interés social cayeron 10,2% anual en 2024, y los de vivienda no VIS bajaron 17,8%. Esta menor oferta ha impulsado la demanda de alquiler.
Finalmente, el Banco de la República destacó que, pese a los avances normativos como la Ley 820 de 2003, que busca equilibrar los derechos entre arrendadores y arrendatarios, aún persisten desafíos en la formalización y en la ampliación de la oferta. El ente emisor subrayó la necesidad de políticas públicas que promuevan un mercado de arriendo más accesible, equitativo y sostenible.