Más de 20 mil personas acudieron a «visitar al papa» en el primer domingo desde su muerte

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Más de 20 mil personas acudieron a «visitar al papa» en el primer domingo desde su muerte

Resumen: Emotivo homenaje al Papa Francisco en Roma: cardenales en procesión y miles de fieles en la Basílica de Santa María la Mayor

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Minuto30.com .- La tarde de este domingo 27 de abril quedará grabada en la memoria de Roma y de la Iglesia universal. En la basílica de Santa María la Mayor, una de las más antiguas y veneradas del cristianismo, se vivió un momento de honda espiritualidad y comunión. Allí, los más de 110 cardenales reunidos en Roma para preparar el próximo Cónclave, rindieron homenaje al Papa Francisco, fallecido recientemente, en una procesión solemne seguida por una multitud emocionada.

Desde muy temprano, más de 20.000 personas hicieron fila para acercarse a la tumba del Pontífice, ubicada en el ala lateral de la basílica. Entre ellos, apareció Carmelina Mancuso, la mujer calabresa conocida como “la señora de las flores amarillas”, quien rompió en llanto al dejar su ramo junto a la lápida que ahora lleva inscrito simplemente Franciscus. El Papa había tenido con ella un gesto especial semanas antes de morir, al saludarla con afecto tras su salida del Hospital Gemelli. Esta vez, los encargados de seguridad hicieron una excepción: dejaron que Carmelina se acercara directamente al sepulcro, como antes lo hacía en vida.

A las 16:00 en punto, los cardenales llegaron en procesión desde el Aula Pablo VI. Cruzaron la Puerta Santa mientras los flashes de fotógrafos y los celulares de fieles registraban cada paso. Antes que ellos, en un acto íntimo, el cardenal Santos Abril y Castelló —quien acompañó al Papa en su primera visita a la basílica como pontífice— tuvo su momento de oración privada. Luego, uno a uno o en pequeños grupos, los cardenales se arrodillaron, hicieron la señal de la cruz o recitaron un Ave María frente a la tumba. El ambiente, aunque cargado de solemnidad, estaba envuelto en un silencio respetuoso que solo rompían las plegarias.

La oración se trasladó luego a la Capilla Paulina, bajo la protección de la imagen mariana de la Salus Populi Romani, la misma que tantas veces vio a Francisco arrodillado —al principio— y en silla de ruedas —en sus últimos años— dando gracias por sus viajes, por su salud o simplemente por estar allí. Presididas por el cardenal Rolandas Makrickas, las Segundas Vísperas se elevaron en latín y en distintos idiomas, con oraciones por el alma del Papa, «para que el Señor Resucitado lo reciba en la morada de la luz y de la paz».

Detrás de los cardenales, el pueblo no dejó de llegar. El canto de los salmos, entonado por los purpurados, se mezclaba con el murmullo de las plegarias anónimas de fieles que entraban con devoción. La basílica permaneció abierta hasta las 22:00 horas, acogiendo un flujo ininterrumpido de creyentes que querían dar su último adiós al Pontífice argentino que transformó tantos corazones.

Este acto de homenaje, no previsto originalmente, fue acordado por los cardenales en la Congregación General del pasado viernes. Más allá de lo institucional, fue un gesto profundamente humano. La figura de Francisco, su estilo cercano, su palabra sencilla y su defensa incansable de los más pobres, lo han convertido ya para muchos, como Carmelina, en un santo. Hoy, Roma lloró su ausencia, pero también celebró su legado en un encuentro único entre fe, historia y amor por un pastor.

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