La larga sombra del hijo único: China paga con una crisis demográfica su mayor experimento social

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La política del hijo único ha sido, quizá, el mayor experimento social de la humanidad. Con el objetivo de frenar a toda costa el crecimiento de población, durante algo más de 35 años China sólo permitió a las familias tener un solo vástago. Los dirigentes comunistas esbozaron las medidas con un eslogan en 1978: “Uno es mejor, dos como mucho, dejando un espacio de tres años”. En 1980 se convirtió en política estatal. Para 1982, el 96% de las familias urbanas estaban teniendo un solo retoño, según la Encuesta de Hogares Urbanos.

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