En la calidez de los días soleados y la sencillez del entorno que marcó su niñez, nació Alex de Jesús García Chavarría, un hombre cuya vida está llena de ejemplos de superación, compromiso y un profundo amor por su gente y su comunidad. Originario del sector popular conocido como La Playa, en Ciudad Bolívar, Antioquia, Alex creció en un ambiente humilde, pero con grandes sueños que se tejían a partir de una realidad cotidiana de esfuerzo y sacrificio. Desde pequeño, su mirada no solo estaba puesta en los juegos de la calle o en los deportes que compartía con sus amigos, sino también en un futuro donde pudiera contribuir a mejorar la vida de los demás.
La infancia de Alex fue como la de muchos jóvenes en su sector: corriendo por las calles, soñando con ser futbolista o con destacarse en cualquier otro deporte. Como muchos de sus amigos, creció entre la comunidad vibrante de La Playa, donde los vecinos se conocían por nombre y las tardes se llenaban de risas y fútbol. Sin embargo, el contexto en el que nació también le mostró las limitaciones que enfrentaban los jóvenes de su barrio. En un entorno donde los recursos eran escasos, la posibilidad de acceder a estudios o de aspirar a una vida mejor se veía lejana para la mayoría. Pero Alex, más allá de los obstáculos, tenía claro un objetivo: quería ser policía.
«En mi barrio, había pocas opciones. La mayoría de mis amigos se iban al Ejército o se hacían policías. Era una manera de salir adelante, de ayudar a nuestra gente», recuerda. A los 18 años, con el corazón lleno de sueños y una clara vocación de servicio, Alex ingresó a la Policía Nacional de Colombia, comenzando una carrera que lo llevaría a recorrer no solo su natal Antioquia, sino también el Chocó, dejando huella en las comunidades que conoció. Fueron más de 20 años de trabajo, en los que se destacó por su enfoque en la parte comunitaria y social del servicio policial. Su objetivo no solo era cumplir con su deber, sino conectar con las personas, ayudarlas, y poner en práctica los valores que siempre aprendió en su familia.
A lo largo de su carrera, Alex se fue formando no solo como policía, sino también como ser humano. Estudió Derecho y se tituló como abogado, especializándose en diversas ramas del derecho. Esta formación le permitió continuar su lucha por la justicia desde otro ángulo: el de la defensa de aquellos que, por su condición económica, no podían acceder a una defensa digna en los tribunales. Hoy, fuera del servicio activo en la policía, Alex realiza labores sociales ofreciendo asesorías jurídicas gratuitas a las personas privadas de la libertad. El orgullo de ver a alguien liberado después de haber luchado por su libertad es, para él, la recompensa a una vida de sacrificios y servicio.
Pero Alex, aunque siempre comprometido con su trabajo, no ha olvidado sus raíces. En el corazón de La Playa, la memoria de su abuela Bernarda es un faro de amor y dedicación. «Mi abuela hacía unas arepas que toda la cuadra venía a comprar. Siempre tenía algo para donar y era un ejemplo para todos», comenta con nostalgia. Además, fue en esos años de niño donde su pasión por el deporte se consolidó. Fue campeón en fútbol con la Seleccion de Ciudad Bolívar, y participó activamente en los eventos deportivos de su municipio, representando no solo su barrio, sino también a su gente.
El amor por su tierra natal nunca se ha desvanecido. Su proyecto más reciente es llevar asesorías jurídicas a La Playa, para que sus paisanos puedan acceder a una defensa legal adecuada y justa. «Quiero que mis amigos, mis vecinos, mis hermanos de barrio, tengan la oportunidad de ser defendidos y que no sientan que la justicia es solo para unos pocos», afirma con convicción.
A lo largo de los años, Alex también ha sido conocido por su gran carisma. Aquel joven conocido como Chayanne por su parecido con el famoso cantante de la época, no solo cautivaba por su físico, sino también por su gran capacidad para hacer amigos y enamorar corazones. Pero, por encima de todo, Alex es un padre ejemplar, comprometido con sus hijos y con la memoria de su familia, especialmente de su abuela.
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Hoy, en cada acción que realiza, Alex lleva consigo una carga de recuerdos, sueños cumplidos y metas por alcanzar. Su vida es testimonio de que, a pesar de las dificultades y limitaciones que puede imponer el contexto social, el empeño y el deseo de servir pueden convertir los sueños más humildes en logros concretos. Y aunque ha recorrido un largo camino desde aquellas calles de La Playa, sigue siendo el mismo joven con el corazón lleno de amor por su gente, buscando siempre la forma de devolver a su comunidad lo que le dio la vida.
A medida que el tiempo avanza, la figura de Alex se ha ido transformando en un pilar dentro de su comunidad. Su vida, marcada por una serie de sacrificios y logros, se erige como un ejemplo tangible de cómo la perseverancia puede desafiar las expectativas y transformar las vidas de quienes rodean a una persona. Los jóvenes de La Playa que alguna vez compartieron con él en las tardes de fútbol, ahora lo ven como una figura inspiradora, alguien que no solo cumplió sus sueños, sino que también abrió puertas a nuevas oportunidades para aquellos que, como él, provienen de orígenes humildes.
A lo largo de su carrera en la Policía Nacional, Alex se ganó el respeto no solo por su valentía y compromiso, sino también por su capacidad para escuchar y comprender las necesidades de la gente. En Antioquia y el Chocó, se dedicó a construir puentes de confianza entre las fuerzas de seguridad y las comunidades, especialmente en áreas donde la desconfianza hacia las autoridades era alta. Su enfoque comunitario le permitió ser un referente en el trato con las personas, demostrando que la verdadera fuerza de un policía no reside solo en su uniforme o en la autoridad que ejerce, sino en la empatía y el respeto con los que se interactúa con los demás.
Es imposible hablar de Alex sin mencionar su incansable amor por su gente. Hoy, cuando se le pregunta por qué decidió seguir este camino, no duda en responder con una sonrisa tranquila: «Mi comunidad me dio todo lo que tengo. La fuerza que necesito para seguir adelante viene de aquí, de La Playa. Por eso, siempre voy a estar dispuesto a dar lo mejor de mí para que otros puedan tener lo que yo tuve: la oportunidad de soñar.»
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