Feliz con mi cuerpo
Resumen: Reflexión sobre el deseo de ser blanco, el colorismo, los riesgos del blanqueamiento y la importancia de la autoaceptación
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Cuando uno cree haberlo visto todo, la vida le enseña que cada día hay cosas por aprender y descubrir, afortunadamente no he perdido la capacidad de asombro, lo que me permite interesarme por asuntos o temas que jamás imaginé encontrar. Resulta que ahora los negros quieren ser blancos, y digo negros porque “moreno” es un insulto, ellos son de color negro no de color moreno, el color moreno no existe. En semana santa tuve más tiempo para leer y en esas lecturas encontré que en Nigeria, el país más poblado de África, venden una gran cantidad de productos sin ningún control para el blanqueamiento de la piel, mientras que en occidente los blancos aprovechan el verano para tomar el sol y lucir con orgullo sus pieles bronceadas.
Ahora, no solo en África quieren ser blancos, no, también en la India; allá la discriminación por el color de piel se manifiesta en las relaciones sociales, las personas quieren blanquearse para poder ascender social y económicamente. Me quedó claro que en el mundo millones de personas, de distintos países, tienen como propósito ser blancos, en otras palabras, aclarar el tono de la piel.
Con relación a lo anterior debemos saber que, detrás de ese sueño de querer ser blancos, se mueve un mercado de miles de millones de pesos en torno a productos para blanquear la piel; en ese negocio están involucradas las multinacionales de cosméticos más reconocidas en el mundo. Según encontré en varios artículos, existen numerosos blanqueadores que contienen productos peligrosos, como esteroides, hidroquinona o mercurio, especialmente aquellos que se venden en el mercado negro y no cuentan con la certificación legal. Lo paradójico de todas estas prácticas es la tragedia humana que viven algunas personas que accedieron a estos productos, ya que muchos causan daños irreversibles y ponen la piel tan sensible que les impide a las personas exponerse al sol o potentes fuentes lumínicas.
Dicen los que saben que en un principio puede conseguirse una piel brillante, fresca y radiante, pero, como sucede con los medicamentos, al pasar el efecto se pierde la lucidez y se crea una adicción, es decir, se deben repetir y repetir las dosis para lograr el tono de piel añorado, afectando la dermis o capa de la piel. Se ha comprobado que con el paso del tiempo vienen los trastornos, entre ellos las inflamaciones, la intoxicación por el mercurio, los daños renales y, en el peor de los casos la decoloración total.
Este asunto del color de la piel tiene un trasfondo político e histórico; con la colonización europea y el comercio de esclavos, las mujeres negras e indígenas preferían tener relaciones con hombres blancos, viendo en ellos la oportunidad de parir hijos con una piel menos oscura; así, entre mezclas y combinaciones los mulatos y los mestizos fueron mejor vistos que los negros y los zambos. En el transcurso de la historia se han tejido un sinnúmero de relatos explicativos en los que se dice que las mejores oportunidades siempre han sido para los blancos, mientras que los negros se asocian a los oficios más duros y bajos de la sociedad.
Estamos en un mundo donde la inconformidad todos los días se hace más fuerte, los blancos quieren ser negros y los negros quieren ser blancos, los gordos quieren adelgazar y los flacos engordar, los calvos quieren tener cabello y los mechudos se rapan la cabeza, no entiendo esta sociedad. Reconozco que cuando toda la sociedad actúa o se viste exactamente igual, hay inconformidad, obvio, debe existir la diferencia, que aburrido sería el mundo si todos pensáramos y actuáramos igual; lo que no estoy de acuerdo es en irnos en contra de la naturaleza, lo importante no debe ser el cuerpo sino la manera de ser, pensar y actuar de las personas, no debemos renegar de nuestro cuerpo.
Leyendo y escudriñando acerca del tema, aprendí que existe el Trastorno Dismórfico Corporal, el cual está concentrado en la apariencia personal, es decir, en los rasgos de cada individuo; a estas personas les cuesta mucho dejar de pensar en las partes del cuerpo que les incomoda, como el color de su piel, el tamaño de la nariz, el color de sus ojos, etc. Tremendo problema el no aceptarse como es.
Cada día que amanece puede ser el último para unos, como también será el primero para otros, por eso la invitación es a vivir con intensidad sin necesidad de estar pendiente de lo que digan los demás de nosotros. Me importa un carajo si le gusta o no mi cuerpo; viejo, calvo y barrigón me siento bien y, a quien le moleste pues que no me mire y punto, voltéese, así de fácil. Feliz con mi cuerpo. Amo mis pies que me han llevado a muchas partes, mis oídos (orejas) con las que he podido escuchar voces tan lindas como las de mis hijos, soy un afortunado de tener manos, con ellas puedo palpar las superficies y las pieles más lindas del mundo, y, mis ojos, con ellos puedo leer que es lo que más me apasiona. Agradezcamos al universo lo que tenemos, insisto si las personas que dicen querernos nos quieren así, bienvenidas, pero, si no les gusta mi cuerpo a mi tampoco me gusta su discriminación.
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