El Fútbol Como Vía de Expansión.

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El Fútbol Como Vía de Expansión.

Resumen: El fútbol propositivo es una escuela de expansión. No solo por lo que exige desde lo técnico y lo estratégico, sino por lo que revela del carácter. El que se atreve a jugar desde la iniciativa, aprende a pensar, a decidir bajo presión, a convivir con el error y a reinventarse en la adversidad

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Hay un fútbol que encoge y otro que expande. El primero se refugia en el miedo, se obsesiona con el error, sacrifica el talento por la seguridad y convierte la cancha en un campo minado donde el jugador solo tiene la opción de aprender a sobrevivir, no a imaginar, crear y/o fluir. El segundo, en cambio, propone. Y al proponer, arriesga. Y al arriesgar, crece, avanza y enseña.

Salir a no perder puede convertirse en una estrategia razonable en el corto plazo: nos seduce con el espejismo de la practicidad mal entendida, la toma de menos riesgos, nos apega al resultado que, aunque muchos quieran venderlo como fruto de su trabajo, no depende directamente del entrenador, ni siquiera del trabajo bien intencionado de los futbolistas, contiene incluso un porcentaje de azar. Salir a no perder, seduce a los impacientes. Pero en esa comodidad se adormece la ambición, se marchita la imaginación y con el tiempo, también se diluyen las posibilidades de expandirse a otros niveles más avanzados como entrenadores y futbolistas. El entrenador y el jugador que viven para no equivocarse, terminan dejando de intentar encontrar nuevas soluciones para el desarrollo del juego y es ahí cuando comienzan a influenciar cada vez más poco el mapa futbolístico que importa y que trasciende.

No se trata como aveces se confunde, de presionar alto o de jugar con defensa de tres. No es una cuestión de zonas, ni de dibujos. Es una vocación, es un modo de encarar el juego con la voluntad firme de hacer un gol más que el rival, no solo de evitar que nuestro oponente no lo haga.

El fútbol propositivo es una escuela de expansión. No solo por lo que exige desde lo técnico y lo estratégico, sino por lo que revela del carácter. El que se atreve a jugar desde la iniciativa, aprende a pensar, a decidir bajo presión, a convivir con el error y a reinventarse en la adversidad. Ese entrenador y ese deportista, se están formando no solo para el domingo, sino para la vida.

Proponer es salir a competir con la convicción que el balón es una herramienta, no una amenaza. Que la iniciativa no es una carga, sino una oportunidad. Que la creatividad del futbolista y de cada equipo, como la de todo artista, necesita libertad para expresarse y valentía para asumir las consecuencias.

La grandeza en este juego no se mide solo en títulos, sino en el tipo de jugador y en el entorno que se construye. Solo los que transitan caminos complejos, que no se esconden detrás del resultado inmediato, llegan a desarrollar su plenitud futbolística. El fútbol que expande no garantiza la victoria, pero sí la evolución. Y quien evoluciona, siempre estará más cerca de ganar y de permanecer.

Porque al final, en el fútbol como en la vida, el que se atreve a expandirse, se convierte en el dueño y creador de sus propias realidades.

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