En 1995, R.E.M. era una de las bandas más grandes del mundo. Sus álbumes Out Of Time, en 1991, y Automatic For The People, en 1992, habían llevado al cuarteto de Athens (EE UU) a lo más alto de su popularidad, avalada por 25 millones de discos vendidos entre ambos, el reconocimiento unánime de la crítica y la adoración de sus compañeros de profesión. Pero, sorprendentemente, Michael Stipe (voz), Peter Buck (guitarra), Mike Mills (bajo) y Bill Berry (batería) decidieron no salir de gira con ninguno de esos dos discos. Tras la publicación de Monster, en 1994, cambiaron las tornas y pusieron en marcha su primer tour mundial en seis años, también el primero de su carrera en el que darían el salto a grandes estadios. Las expectativas ante esa gira monstruo eran, por tanto, altísimas.