De la “G» a la «Y»

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De la “G» a la «Y»

Resumen: Quien lleva la batuta detrás del artista no solo administra agendas abrumadoras, compromisos interminables y exigencias profesionales constantes; también asume una tarea mucho más profunda y silenciosa

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Detrás de los grandes artistas no existe solo un mundo, sino un universo entero. Y como todo universo, necesita de alguien que lo ordene, lo cuide y lo sostenga. De ese equilibrio depende no solo el éxito del artista, sino el impacto que su obra tenga en el mundo, para bien o para mal. Esa responsabilidad se multiplica cuando se tienen millones de seguidores.

Quien lleva la batuta detrás del artista no solo administra agendas abrumadoras, compromisos interminables y exigencias profesionales constantes; también asume una tarea mucho más profunda y silenciosa: velar porque la persona —más allá del artista— sea feliz, tenga equilibrio, pueda cerrar la puerta de su casa y sentirse libre, plena, humana. Que encuentre a su lado no solo a alguien atento a las obligaciones, sino a quien pueda ofrecer un abrazo sincero en los momentos de alegría y también en los de angustia.

A lo largo de mi vida profesional he tenido la oportunidad de conocer personas de múltiples perfiles, niveles y gremios. Cada una, sin excepción, deja una enseñanza. El éxito, aunque a veces parezca sencillo desde afuera, está lejos de serlo. Requiere constancia, terquedad bien entendida, enfoque y, sobre todo, disciplina. A ello sumaría un valor que, aunque parezca obvio, resulta definitivo: ser un buen ser humano. Es precisamente desde ahí donde se alcanzan logros que, de otra forma, serían inimaginables.

Hacia el año 2020 conocí a Jessica Giraldo, desde entonces, han sido cinco años de ver cómo ha convertido lo que su hermana imagina en una realidad y como estas acciones han sido transformadoras para la sociedad.

No tengo duda alguna de que Karol G no solo es la artista número uno de mi generación, sino que en pocos años será una de las figuras más icónicas de la historia cultural de nuestro país. Y no únicamente por su éxito profesional, sino por lo que transmite, por su humanidad, por su deseo genuino de transformar el mundo a través de la música.

Sin embargo, una parte fundamental de ese impacto que ha cambiado tantas vidas —me incluyo—, de esos mensajes de esperanza que han llegado a hogares de todo el mundo, se debe, por supuesto, a Karol, pero también a Jessica. Ella ha entregado sus mejores años a este proyecto, con una entrega silenciosa, constante y generosa. Aunque hoy cuenta con múltiples reconocimientos y galardones por su ejercicio profesional, nunca será suficiente agradecerle —en público y en privado— por contribuir a que Colombia tenga en Karol G a una de sus mejores embajadoras; por ayudar a mostrarle al mundo quiénes somos, nuestra esencia, lo que llevamos en la sangre, no solo como colombianos, sino como latinos.

Jessica a su corta edad ha sido la representación de Colombia en muchos escenarios, por ejemplo en 2024, Billboard la incluyó como una de las ejecutivas más influyentes en la música latina, destacando su rol en el éxito de Karol G, en 2025, Billboard la honró nuevamente en la lista de Women in Music, reconociendo su impacto como una de las mujeres más relevantes en la industria (no es la primera vez que aparece en estas listas) y asi mismo la revista Variety la nombró entre los 40 grandes líderes en la industria del manejo de artistas hispanohablantes, un reconocimiento que Karol G celebró públicamente como “completamente merecido”.

Familias como la familia Giraldo no solo evocan lo mejor de Colombia; representan también todo lo que, como sociedad, somos capaces de dar para transformar el mundo. Que Dios permita que sigan siendo un instrumento de transformación para las nuevas generaciones.

Las opiniones que aquí se publican son responsabilidad de su autor.

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