Cuando Greidy Mata se despidió de su hermano Randall antes de que este emigrara de Costa Rica a Estados Unidos en busca de trabajo, abrazó a un hombre “grande, alto y lleno de una vitalidad impresionante”. Diez meses después, cuando Randall fue deportado de vuelta al país centroamericano, la persona que Greidy recibió en el aeropuerto era irreconocible. “Fue una imagen impresionante”, cuenta por teléfono. “Él no podía hablar ni moverse, las heridas en su cuerpo estaban descuidadas y abiertas, estaba todo sucio, con mal olor y con la boca llena de sangre seca”.

hace 4 horas
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