El más reciente Informe de Calidad de Vida de Antioquia 2024 revela un panorama de contrastes para el departamento: mientras la economía muestra dinamismo y reducción de la pobreza, persisten retos en educación, seguridad alimentaria y violencia.
En materia económica, Antioquia creció un 2 % en 2024, superando al promedio nacional (1,6 %). Los ingresos de los trabajadores dependientes aumentaron 12,3 % entre 2021 y 2024, por encima del país (3 %). Sin embargo, la informalidad laboral afecta a la mitad de los ocupados y dos de cada 10 viven del “rebusque”, lo que refleja precariedad en la calidad del empleo.




El ingreso per cápita se incrementó 13 %, el segundo más alto de Colombia, lo que permitió que 100 000 personas salieran de la pobreza monetaria y que esta bajara a 24,7 %. No obstante, la desigualdad persiste y el 8 % de la población continúa en pobreza extrema.
La inseguridad alimentaria se mantiene como un problema crítico: el 28 % de los hogares reporta dificultades para acceder a alimentos, por encima del promedio nacional (25,5 %). En 2024 se identificaron 2 547 casos de desnutrición aguda en menores de 5 años, concentrados en Urabá, Nordeste y Magdalena Medio. Aunque el Plan Centinela permitió recuperar al 80 % de los niños afectados, la situación sigue siendo preocupante.
La educación presenta fuertes rezagos: cuatro de cada 10 estudiantes no alcanzan las competencias mínimas en lectura crítica en las pruebas Saber 11, y más del 40 % de los niños de primaria necesita refuerzo en fluidez lectora. En educación superior, pese a que la matrícula universitaria creció, los programas técnicos y tecnológicos perdieron más de 28 000 estudiantes en los últimos cinco años.
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En seguridad, el informe advierte que 109 de los 125 municipios (87 %) tienen presencia de estructuras criminales. Los cultivos de coca se multiplicaron por 7 desde 2015 y la minería ilegal sigue financiando la violencia. Solo en 2024, los grupos armados fueron responsables del 85 % de los homicidios en el departamento, con especial impacto en el Nordeste, Bajo Cauca y Suroeste.
Finalmente, el cambio demográfico plantea nuevos desafíos: en seis años la población creció 11 %, pero los hogares un 22 %, predominando los monoparentales (26 %). La natalidad cayó a la mitad en 18 años, mientras la tasa de fecundidad se ubica en 1,6, similar a países envejecidos como Japón.
En conclusión, Antioquia avanza en crecimiento económico y reducción de la pobreza, pero el departamento sigue enfrentando brechas profundas en educación, seguridad alimentaria y violencia, lo que exige políticas integrales que conviertan el desarrollo en bienestar para toda la población.
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