Animales en el casino: apuestas sobre cucarachas y caracoles

¿Quién hubiera pensado que en el mundo del juego no se apostaría por la ruleta o las cartas, sino por cucarachas corriendo por una pista? ¿O por caracoles que se arrastran hacia la meta, como si compitieran en paciencia? Estas carreras no son solo una curiosidad, sino todo un espectáculo en el que las emociones se desbordan, como en la final de un torneo de cartas. Los espectadores, conteniendo la respiración, siguen a sus «favoritos», ya sea una cucaracha ágil o un caracol obstinado, y este espectáculo deja huella en la memoria.

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Carreras de cucarachas: velocidad y caos

Los australianos, famosos por su amor por las diversiones inusuales, han convertido las carreras de cucarachas en una leyenda local. En Brisbane, una vez al año, el Día de Australia, se celebra una auténtica maratón de cucarachas. La gente trae a sus «atletas», insectos listos para luchar por la gloria en una arena casera. Parece que estas criaturas, que normalmente se esconden en las sombras, se convierten por un momento en los héroes del estadio. Los espectadores gritan, apuestan dinero y las cucarachas corren hacia adelante, como pequeños jinetes.

Las reglas no pueden ser más sencillas: los cucarachas se sueltan desde el centro del círculo y el primero en llegar al borde gana. Pero hay un problema: estos corredores pueden frenar de repente o correr en la dirección equivocada. Uno de los organizadores bromeó diciendo que adivinar quién será el campeón es más difícil que predecir si lloverá. Las apuestas comienzan con un par de monedas, pero la emoción empuja a la gente a animar a su «atleta» como si hubiera millones en juego. Y en 2019, por cierto, uno de estos espectáculos recaudó más de 10 000 dólares para obras benéficas.

Caracoles: una emoción lenta pero espectacular

Si las cucarachas son un torbellino, los caracoles son la encarnación de la calma. En Inglaterra se organizan carreras de caracoles desde el siglo pasado. En una pista húmeda, similar a un mini coliseo, estos moluscos se arrastran hacia la meta, mientras los espectadores siguen cada uno de sus movimientos. Sorprendentemente, las caracolas pueden «acelerar» hasta 13 centímetros por minuto, ¡casi como los peatones en hora punta!

A los organizadores les gusta ponerles nombres sonoros a las caracolas, como «Larry el volador» o «Stella la veloz». La gente apuesta pequeñas cantidades y el ambiente recuerda a una reunión entre amigos. Un granjero recordó una vez cómo su caracol, al que no le daba ninguna importancia, de repente superó a todos los demás. Parece que en estas carreras la suerte es tan importante como en las máquinas tragaperras. Y, por cierto, este tipo de eventos unen a los lugareños, creando un ambiente cálido, casi familiar.

¿Por qué atrae?

¿Qué es lo que atrae de estas extrañas carreras? ¿Quizás su absoluta imprevisibilidad? En el póquer se puede farolear, pero una caracola o una cucaracha no saben farolear, simplemente hacen lo que quieren. Cada competición se convierte en un pequeño teatro del absurdo, donde nadie sabe cómo terminará todo. Además, estas diversiones suelen tener lugar en pubs o ferias, donde la diversión fluye a raudales.

Además, aquí no hace falta ser un profesional de los juegos de azar. Eliges una caracola, apuestas un dólar y ya estás en el juego. Es como la lotería, pero más divertido. No es de extrañar que estas carreras atraigan incluso a aquellos que nunca ponen un pie en un casino, pero no les importa arriesgarse por diversión.

No solo cucarachas y caracoles

Las carreras de animales no solo se refieren a los insectos. En algunos lugares se deja correr a los hámsters en bolas, en otros, a las tortugas. En Estados Unidos, por ejemplo, les encantan las carreras de cerdos en las ferias rurales. Cada espectáculo de este tipo es como una fiesta en la que lo importante no es ganar, sino participar. Los organizadores juran que los animales están cómodos: las pistas son seguras y se vigila a los «atletas».

Estas extravagantes carreras muestran hasta dónde puede llegar la pasión por el juego. Desde las salas de casino hasta los estadios donde las caracolas se arrastran hacia la gloria, la gente encuentra la alegría en las cosas más inesperadas. Y, al parecer, mientras haya ganas de apostar por cualquier cosa, estas carreras seguirán existiendo y sorprendiendo.

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